domingo, 3 de agosto de 2014

LEGENDARIO BESO


Pocas fotografías generan tanto impacto y proyectan tanta magia por sí solas como la que fue capturada en la final de fútbol de los Juegos Olímpicos Pekín 2008, en la que el astro del fútbol Diego Armando Maradona besó la mano de Ronaldinho Gaúcho.  

El suceso ocurrió poco después de que Argentina se hiciera con la medalla de oro del certamen. Maradona, que se había unido a la celebración de su equipo, aprovechó el momento para acercarse al jugador brasileño y después de un largo y caluroso abrazo le dio un significativo beso en la mano derecha.

domingo, 20 de julio de 2014

El caballero que nunca abandonó a su señora.

Para nadie es un secreto que en la actualidad y con toda la industria que se ha formado y consolidado alrededor del deporte rey, es muy difícil encontrar jugadores que se comprometan de corazón con un club y elijan quedarse en él para toda la vida. El mismo Pelé, para muchos mejor jugador de la historia, ha cuestionado en reiteradas ocasionas la "falta de amor" que los futbolistas de hoy demuestran por la camiseta que representan.

Sin embargo para toda regla hay excepciones y es que todavía quedan por ahí unos cuantos futbolistas que llevan el escudo de su equipo grabado en el alma y que a pesar de los altibajos nunca se van, o no al menos por su voluntad. 

Por eso, cuando se habla de lealtad en el fútbol es inevitable no poner la mirada en Alessandro Del Piero, el eterno capitán de la Juventus que ingresó al club con solo 17 años y permaneció allí por casi 20 siendo la figura absoluta del equipo y convirtiéndose en el jugador con más partidos disputados y goles anotados con la camiseta "bianconera". Una leyenda de la "Vieja Señora", como se conoce a la Juve en Italia.

Alessandro del Piero tenía solo 17 años cuando vistió la camiseta de la Juve por primera vez

sábado, 19 de julio de 2014

El Milagro de Estambul

Hay finales de todo tipo y para todos los gustos, finales apretadas, finales aburridas, finales predecibles, finales dramáticas y luego están esas finales que se ganan con el alma y a punta de entrega, esas que siguen erizando pieles y generando admiración muchos años después.

Shevchenko del AC Milán y Gerrard del Liverpool ingresando al campo de juego.

Cuando se habla de estas últimas finales es imposible no pensar y referenciar una que encaja perfectamente y que seguramente muchos recuerdan, se trata del partido disputado en el estadio de Atatürk-Estambul por la Liga de Campeones 2005 y que tuvo como protagonistas a los clubs AC Milán de Italia y Liverpool de Inglaterra.

Ambos equipos venían de realizar una campaña impecable en las fases previas del torneo. Sin embargo el favoritismo recaía sobre un Milán con mayor experiencia en finales europeas que había obtenido dos años antes el mismo campeonato que disputaba, mientras que el Liverpool ya cumplía 21 años sin ostentar el título europeo.

Más de 70 mil espectadores llegaron al estadio de Turquía ese 25 de mayo de 2005 para apreciar un partido que parecía prometedor. Por un lado estaba el equipo rossonero que atravesaba una de sus mejores épocas bajo las riendas del técnico Carlo Ancelotti y comandado por “Il Capitano” Paolo Maldini, Andrea Pirlo y un Kaká en su mejor momento. Ellos se enfrentaban a los reds, un equipo que recientemente se había teñido de español con la contratación del técnico Rafa Benítez y de los renombrados jugadores Xabi Alonso y Luis García, todos liderados por su capitán y figura Steven Gerrard.

sábado, 12 de julio de 2014

Teutones vs Azzurros: Batalla épica

Ninguna de las más de 100 mil personas que asistieron al Estadio Azteca el 17 de junio de 1970 para presenciar la semifinal del Mundial entre Italia y Alemania, podían imaginarse que estaban a punto de ser testigos del partido más memorable del siglo XX, un encuentro del que 44 años después todavía se hablaría con la misma emoción.

Los capitanes Giacinto Facchetti y Uwe Seeler se dan la mano antes del partido.
Los teutones eran liderados por “El bombardero” Gerd Müller que había marcado nada menos que 8 goles en los cuatro partidos disputados hasta ese momento por su selección en el campeonato. Mientras que los italianos eran comandados por su figura, “El bambino de oro” Gianni Rivera que venía de recibir el Balón de Oro como mejor jugador de Europa en 1969.

Nada parecía estar escrito, sin embargo la impecable campaña que el equipo alemán venía realizando en las primeras fases del torneo lo situaban como favorito, 9 puntos de 9 posibles con un promedio de 3 goles por encuentro. Por otro lado, Italia superó la fase de grupos con la mínima habiendo ganado solo uno de los tres partidos jugados y con un solo gol, después en cuartos de final lograron vencer por cuatro tantos al anfitrión del torneo, la Selección Mexicana, logrando así su pase a semifinales.